Despegamooooooos... RDL a Matane

Domingo tarde, bajo un sol de justicia y un calor que ni el sur de Andalucía en hora punta, pero todavía en Riviere-du-Loup, conseguimos meter toooooodo el equipaje en el coche y que nos sobrara espacio. Todos los kits al completo: el de dormir, el de comer, el de los tés, el de una chaquetita por si hace frío, el de la ropa de lluvia por si el diluvio universal... ¡arrancamos con todo! Bueno, casi... casi arrancamos sin gasolina...

Como visteis en el plano, decidimos hacer el tour de norte a sur, así que el primer viaje hasta Matane (la de las gambas mmmmmmmmm) fue de unas tres horas. Llegamos, dejamos todo el equipaje en el hotel y nos fuimos de ruta por el pueblo. Por recomendación de nuestra anfitriona, nos fuimos derechitas a la cervecería local: La Fabrique. Y como a ninguna de las dos nos chista mucho la cerveza, pues una sidra y unos pinchitos que para eso estamos de vacaciones.

Y de vuelta al hotel rapidito porque al día siguiente nos esperaba una jornada de pesca bien completita. Esta primera noche dormimos en el Auberge Bruine Oceane, una preciosidad de casa, decorada con mucho gusto y cuidando hasta el último detalle:

Cosa sorprendente para la europea que os habla, sobre todo porque ya no es invierno, lo primero que nos pidieron al entrar fue que nos quitáramos las sandalias. Sí, descalciñas poooola alfombra que andábamos. Todo el suelo es de madera, así que para conservarla en buen estado, los zapatos y la arena que traes con ellos, se quedan en la puerta:

Nos tocó la habitación Coquelicot, ya veis qué monada. ¡Colchón duro de los buenos! Como angelitos que dormimos, si no fuera por el antojo de bocata de lomo y queso de la una y media de la mañana... ains la sobrecena... empezamos bien el viaje...

Diferentes tipos de "moscas"

Primera actividad del viaje: pesca. Sin mucha idea del cómo ni dónde, nos presentamos en las oficinas de la sociedad que se ocupa del río Matane. Nuestro monitor, René, ya estaba esperándonos. Permisos de pesca en mano y nuestras pintas de turista en el cuerpo, la primera sorpresa es que el curso de pesca que íbamos a hacer era de pesca con mosca y no con caña. "¡Aaaaaaaaaaaaah!" Vaya, igual el día no va a ser tan tranquilo como parecía... Empezamos por los pantalones y las botas impermeables, pero como el día prometía, no necesitamos ni poncho peregrino, ni paraguas... y menos mal, porque creo que saldríamos en el periódico local, sección sucesos: "aglomeración de salmones en el río Matane para ver las pintas de turista de dos individuas sospechosas"... eso sí, agradecimos el gorro, el untamiento matutino de protector solar y las cuatro gotas que nos cayeron sobre el medio cuerpo no sumergido en el río...

Suela de fieltro para no resbalar

Pies de neopreno

Nos montamos en el coche de nuestro monitor y rumbo río arriba en busca de la primera poza en la que pescar. Como se nos veían las intenciones de lejos, nuestro monitor optó, muy sabiamente, por pasar directamente a la práctica, así que, de camino, nos fuimos estudiando la técnica del manual. Con las cañas preparadas, nos dirigimos a la poza. Estar con medio cuerpo metido en el agua se agradecía muchísimo con el calor asfixiante del exterior. Y venga a practicar... "el brazo se mueve entre las 10 y la 1 y golpe de muñeca"... ahí estuvimos:

 

El equipo turista y René, nuestro monitor

 

 

 Según el profe, no estaba nada mal para alguien que no había pescado nunca con mosca... ¡si es que aún se nos va a dar bien y todo! Pero claro, pescaos, lo que se dice pescaos... ni el primero... ¡ni para la foto! Nosotras disfrutamos un montón con el culete metido en el agua al fresquete, de la tranquilidad del río y de los parajarillos cantando (idílico pero de verdad, je je). Visitamos varias pozas, la más original de todas: "Marylin", que ni ello ayudó a que ni siquiera viéramos pasar un solo pescado... pero sí nos dio tiempo a comernos un árbol con las cañas... eso no lo sabe ni el monitor jejeje
Al mediodía paramos para comer al otro lado del puente cubierto. Nuestro guía comió de verdad, de puchero; nosotras picoteamos, que aún veníamos de desayunar.

 

Y luego reanudamos la clase con más práctica en otras pozas. El curso está previsto que dure 8 horas... al equipo turista, con cuatro horas de práctica le llegó y le sobró para tener agujetas en el brazo derecho, así que a la hora de comer ya estábamos de vuelta en el pueblo para turistear un poco.
Como el domingo no pudimos cenar en el sitio que correspondía porque cierran los domingos, el plan fue ir a comer al día siguiente. Y, puesto que con cuatro horas de pesca tuvimos más que suficiente para una toma de contacto de lo que es la pesca con mosca, decidimos aprovechar el regalo e ir a comer al Café du Monde:

Crêpe du jour au jambon y las famosas crevettes de Matane que están de vicio vicioso

Y con el estómago lleno y tapones para los oídos de la menda debido a un problema "sonoramente nocturno", seguimos viaje por la 132 Este, rumbo al siguiente destino: Ste-Anne-des-Monts.

¡Os dejo con alguna instantánea del viaje!

 ¿Quién dice que en el norte siempre hace frío? ¡El Caribe se nos queda corto, señoras y señores!

¿Realidad o diseño por ordenador? 😅 cuesta, ¡eh!

Hasta mañanaaaaaaa 😊